Pelota vasca… ¿en Burgos?

El juego

La pelota mano o pelota a mano es una modalidad de la llamada «pelota vasca», deporte en el que «un número variable de jugadores, colocados unos frente a otros o todos frente a un muro o frontis, se lanzan alternativamente una pelota maciza forrada de cuero con la mano u otra herramienta asida a ella. La pelota debe rebotar siempre dentro de unos límites establecidos, intentando dificultar el resto al oponente con objeto de dominar el tanteo y llegar primero al cartón estipulado, es decir, ganar” (González, 2005:29).

De esta definición se desprenden las dos categorías básicas de los juegos de pelota: los directos y los indirectos o a blé. Los juegos directos son los que se desarrollan en un campo abierto, en el que los jugadores se colocan uno(s) frente a otro(s). En cambio, en los juegos indirectos se utiliza un muro o frontis para devolver la pelota al contrario, por lo que los rivales comparten terreno de juego. Estos últimos son los que acabaron imponiéndose en el panorama internacional, y los únicos que son practicados en la provincia de Burgos.

Dentro de ellos, las diferentes modalidades se diferencian por la herramienta que utilizan, así como por el terreno de juego. Las modalidades más jugadas son mano, pala, raqueta y cesta-punta. En el caso de Burgos, en la actualidad destaca la raqueta y, en menor medida, la mano y la pala.

Tabla de modalidades, extraída de EFDeportes.com

La pelota en Burgos

La pelota vasca, como su propio nombre indica, se considera el deporte vasco por excelencia. Aunque está documentada la existencia de distintos juegos de pelota en la Europa medieval; solo algunos, como la pelota vasca o la valenciana, permanecieron en un territorio limitado y ligados a una identidad local. Sin embargo, aunque la Comunidad Autónoma del País Vasco, Navarra y La Rioja son los centros neurálgicos de este deporte en la actualidad, hay otros territorios del estado donde se continúa jugando. Buena parte de Castilla y, especialmente, Burgos y Soria, son algunos de esos territorios.

La muestra más evidente de este hecho es la gran cantidad de frontones que podemos encontrar en la provincia. Prácticamente cada pueblo, por muy pequeño que sea, cuenta con un frontón, e incluso hay algunos frontones privados. En muchos casos los frontones de los pueblos no son instalaciones deportivas al uso; sino que utilizan como pared alguna edificación previa, como la iglesia o el ayuntamiento. Se encuentran por tanto en la plaza, lo que muestra la centralidad que se le da al juego en la vida pública.

Frontón de Villagalijo. En este caso es la pared de una casa particular la que hace de frontis.

¿Es vasca la pelota vasca?

Si hablamos de pelota vasca en Burgos, lo primero que podríamos pensar es en la internacionalización que se dio del juego durante las primeras décadas del siglo XX. En ese momento, diferentes modalidades de pelota se extendieron por todo el mundo, especialmente en países como Estados Unidos, Cuba, México, Argentina o Filipinas. Sin embargo, sería difícil explicar con este argumento el hecho de que la pelota sea mucho más popular en zonas rurales de la provincia que en la propia capital.

Una vez descartada esta opción, podríamos acudir a la relación histórica que han tenido ambas regiones, sobre todo durante las migraciones internas de mediados de siglo XX. ¿Acaso fueron los emigrantes retornados quienes trajeron la pelota a Burgos? Probablemente no, ya que tenemos constancia de la existencia de frontones en las primeras décadas de 1900.

Frontón de Palacios de la Sierra. Construido en 1958 sobre los restos del antiguo frontón. El edificio colindante es el Ayuntamiento.

Y no solo eso, que no haya frontón en un pueblo no quiere decir que no se jugase a pelota. Muchas veces se utilizaba la pared de la iglesia o del ayuntamiento como frontis (motivo por el que hoy día se encuentran allí muchos frontones), o incluso cualquier pared del pueblo que permitiera el juego. Este es el caso del “frontón” de la foto: una pared de la iglesia en la que mandaron poner unas “puntas” para que la gente no jugara a pelota (aunque después empezaron a jugar en otra de las paredes del templo).

Iglesia de San Gil Abad, Villamayor del Río.

Aunque esta práctica no se conserve, por los testimonios orales podemos retroceder en el tiempo hasta antes del siglo XX, momento en que padres y abuelos de personas que aún viven jugaban a pelota. Por tanto, el juego de pelota existía antes de que se internacionalizase y constituyese como “pelota vasca”. Aunque tampoco podemos asegurar que su práctica fuese continuada desde la Edad Media; y si es así, probablemente haya sufrido cambios en las normas y el reglamento hasta unificarse en torno a las dictadas por la pelota vasca.

La actualidad de la pelota en Burgos

Por ese entonces todo indica que únicamente se jugaba a pelota mano. La pelota a mano era una de las actividades de ocio principales para los niños de muchas zonas de Burgos. Además, en muchos pueblos se organizaban “premios” en los que se enfrentaban distintas parejas, mientras que el público, como es costumbre, apostaba. Aproximadamente a partir de los años 70 y 80 la pala empezó a ganar relevancia, al ser mucho más cómoda de utilizar. Hay que tener en cuenta que las pelotas utilizadas en el juego son muy duras y las manos de los jugadores sufren mucho, tal y como podemos ver en la foto.

Para proteger las manos los pelotaris se colocan los denominados «tacos»

Posteriormente se introdujo la raqueta, haciendo del frontenis la modalidad estrella. Mientras tanto, la mano se vio relegada cada vez más a pequeños núcleos en los que aún hay quien la practica; como es el caso de la Sierra de Pinares o algunos municipios de la Rioja Burgalesa. Actualmente existen en la provincia pocas escuelas de pelota (en las que se enseñan diferentes modalidades) y un club que milita en División de Honor: el Club de Pelota San Cristóbal, afincado en Burgos capital, aunque muy vinculado a la Sierra de Pinares. https://es-es.facebook.com/pelotasancristobal

Es en esta zona de la comarca de la Demanda en la que la pelota goza de una mayor vitalidad. Históricamente han sido dos los pelotaris que han jugado en categoría profesional, Pascual II y Rai, los dos provenientes de Quintanar de la Sierra.

Titín III (riojano) y Pascual II (burgalés) como pareja. El último da nombre al frontón municipal de Quintanar de la Sierra, su pueblo natal.

En muchos municipios se siguen celebrando partidos de pelota mano durante las fiestas, debido a la afición que se conserva sobre todo entre los hombres de edad más avanzada. Sin embargo, la mayoría de veces son partidos contratados, en los que los pelotaris son externos (normalmente vascos, navarros o riojanos, claro). Los vecinos de Quintanar, sin embargo, aún pueden disfrutar del juego de pelotaris locales, que tienen un nivel alto, como en el caso de las anteriores fiestas patronales:

Entonces, ¿existe la «pelota burgalesa»?

No hay dudas, las personas que juegan actualmente a pelota en Burgos juegan a la pelota vasca. Además, no hay motivos por los que pensar en la existencia de una pelota burgalesa con especificidades respecto a la vasca, al menos en la actualidad. Sin embargo, muchas personas que juegan activamente a pelota reclaman este deporte como parte de su idiosincrasia, reivindicando que no solo es jugado por vascos e incluso que no es de origen vasco. Para ello, muchos proponen llamarlo pelota mano en lugar de pelota vasca, pero esta terminología dejaría fuera al resto de modalidades como el frontenis.

Al fin y al cabo, no importa qué sea lo que jugamos en Burgos, si es vasco o burgalés. Lo importante es que jugamos, que mantenemos una tradición viva y que, en muchos casos, competimos y no tenemos nada que envidiar al resto de territorios. Las implicaciones emocionales que puede tener una terminología tan identitaria son importantes. Pero ante todo tenemos que ver a este deporte (lo llamemos como lo llamemos) como parte de nuestro patrimonio y como un agente importante de ordenación del espacio, sobre todo en zonas rurales. Es por tanto un claro ejemplo de patrimonio mixto: material e inmaterial.